
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
Se trata de la iglesia del Convento de las Carmelitas Calzadas de San Miguel, más conocidas como "las Miguelas". La iglesia fue fundada por Alfonso I el Batallador en 1110, emplazándose extramuros de la ciudad medieval, frente a la antigua puerta Sircata y junto al puente sobre el Isuela. Más tarde, en el siglo XVII, se levantó un edificio conventual.
Su fábrica es de sillería, consta de una sola nave con torre adosada en el lado norte y cabecera poligonal. Al exterior destaca el tratamiento del volumen de la cabecera, articulada por las dos capillas laterales del primer tramo y por gruesos contrafuertes, entre los que se abren arcosolios apuntados, en la parte inferior, y vanos con tracería gótica, en la superior; al mismo tiempo, la estructura escalonada de los contrafuertes y los distintos niveles de cubrición ofrecen variedad de planos.
Hubo dos etapas constructivas. La primera, del siglo XII, corresponde a los ocho últimos tramos de la nave, cubiertos con una armadura de parhilera policromada sobre arcos diafragma; mientras que de fines del XIII-principios del XIV, correspondiendo a una segunda fase, es la cabecera poligonal y el tramo de la nave más cercano al presbiterio, cubierto con cañón apuntado, y al que abren las dos capillas laterales.
El acceso se realiza por el lado de la Epístola bajo arco de medio punto con dos arquivoltas y crismón sobre ellas. En el muro norte hay otra puerta cegada, también con crismón. La puerta principal, hoy inutilizadam, es la de los pies que abría en arco de medio punto de tres arquivoltas con capiteles de decoración vegetal; sobre ella, un rosetón.
La torre, de planta cuadrada, consta de cuatro cuerpos, de los cuales el último cumple la función de campanario abriendo con arcos pareados, cuyos capiteles presentan decoración vegetal. La cubierta es a cuatro aguas.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002